¿QUE ES LA VOCACIÓN?
Todos tenemos una vocación en este mundo, estamos en él para algo y este algo está dentro del plan de Dios, que nos ha llamado a la vida y que espera de cada uno de nosotros una respuesta libre y generosa. En primer lugar, Dios nos llama a ser sus hijos. Es una constante invitación a vivir en la dinámica de la conversión, de modo que podamos vivir en comunión con Dios y en comunión con nuestros hermanos. Y es en esa comunión que Dios nos llama a cada uno a descubrir un proyecto personal que está inmerso en el Proyecto del Reino, en el que toda la humanidad tiene una misión y al que toda la humanidad ha de responder. Para el creyente, la vocación específica se puede comprender como el particular camino de Cristo que cada persona emprende. Son muchos los caminos que llevan a la misma meta: ser otro Jesús. Es obra del Espíritu en la variedad de formas. Él construye la Iglesia como una comunión orgánica en la diversidad de vocaciones, (vocaciones a la vida laical, al ministerio ordenado y a la vida consagrada). Dios llama y espera una respuesta. En el respeto a la libertad que Él mismo nos ha dado, espera una respuesta libre: (¿Si quieres ser mi discípulo….»). La decisión es tuya. Dios acogiendo tu respuesta libre, te regala una misión para construir con ella tu felicidad y la de tus hermanos. Es decir para construir su Reino de verdad, de justicia y de amor.
¿VOCACION RELIGIOSA?
La Vida Religiosa “es un don de Dios» Si Dios te llama a la Vida Religiosa, quiere decir que:
– Estás llamado a vivir centrado en Jesús, quien vivió un amor de exclusividad al Padre y de universalidad a los hombres de todos los tiempos, Es ir contracorriente en este mundo que te invita al placer por el placer, al hedonismo, a vivir centrado en ti mismo.
– Estás llamado a tener como única riqueza a Cristo y a perder tu vida por el Reino. Perderla al sonreír por dar amor y recibirlo gratuitamente. Es ir contracorriente en este mundo que te invita al consumismo.
– Estás llamado a hacer del Proyecto del Padre tu propio proyecto de vida, acoger su verdad y ser libre y hacer la voluntad de Dios en ti y en tus hermanos. Es ir contracorriente en este mundo que te invita a buscar el poder, a hacer lo que a ti “se te antoja”, a vivir sin sentido.
– Estás llamado a vivir en comunidad de hermanos, construyendo con ellos una fraternidad, centrada únicamente en Jesús. Es ir contracorriente en este mundo que te invita al individualismo y aislamiento.
– Estás llamado a asumir una misión con el carisma concreto de una congregación. “Con la profesión de unos votos que hacen presente los rasgos característicos de Jesús —casto, pobre y obediente— y, a través de ellos, la mirada de los fieles es atraída hacia el misterio del Reino de Dios que ya actúa en la historia, pero espera su plena realización en la vida eterna” (Vita consecrata). ¿Cómo encontrar tu lugar dentro de la inmensa variedad de ordenes, congregaciones…? Donde el Señor haga vibrar tu corazón hasta lo más hondo, en donde tus sueños sean los mismos que los de ellos. No hay certezas, se vive de fe.
Si Dios te llama a ser religioso o religiosa, ¿podrás responder?
Algunos signos que pueden ayudarte:
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ALGUNAS PISTAS PARA DISCERNIR LA VOCACIÓN
«¿Qué debo hacer, Señor?» (Hch 22,10)
La Vocación no es sólo lo que tú quieres ser y hacer, es ante todo lo que Dios quiere que tú seas y hagas; no es algo que tú inventas, es algo que encuentras; no es el proyecto que tú tienes sobre ti mismo, es el proyecto que Dios tiene sobre ti y que tú debes realizar.
Por eso, para descubrir tu vocación, lo primero que debes hacer es dialogar con Dios: orar. Sólo mediante la oración podrás encontrar lo que Dios quiere de ti. En la oración, el Espíritu Santo afina tu oído para que puedas escuchar: «Habla, que tu siervo escucha» (I S 3,10).
Sólo en el diálogo con Jesús podrás oír su voz que te llama: «ven y sígueme»(Lc 18,22); o bien, escucharás que te dice: «vuelve a tu casa y refiere lo que Dios ha hecho por ti» (Lc. 8,38).
“Jesús los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su Padre lo siguieron» (Mt 4, 21-22).
Una vez decidido, ¡lánzate! No te dejes vencer por el miedo; lánzate con miedo.
La decisión se debe concretizar en la acción. Debes poner todos los medios que estén a tu alcance para realizar lo que has decidido. No cedas a la tentación de diferir el ingreso:
«Te seguiré, Señor. Pero déjame primero… « (Lc 9, 59)
¿Quiénes somos?
Las contemplativas dentro de la Iglesia y las clarisas de modo especial estamos llamadas a ser sostenedoras de los miembros vacilantes de Cristo y cooperadoras en el Plan de salvación. Vivir el Evangelio con radicalidad hoy como en la época de S. Francisco y Sta. Clara, es la manera de expresar nuestra vida sintiéndonos hijas de Dios con la libertad que da el Espíritu.
Nuestra vida contemplativa es un don para la Iglesia otorgado a la persona para que en la fidelidad viva con alegría el de ser hijo de Dios. Ahora Francisco nos invita a seguir en esta radicalidad ´
A través de nuestro testimonio de alegría mostramos el rostro de Dios.
La Fraternidad y la Alegría son el carisma de las Hermanas Pobres de S. Clara
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