Ante todo y sobre todo, somos una Comunidad de Monjas Contemplativas. Esto quiere decir que nuestra razón de ser es la vida de oración, ya sea en los momentos específicos que dedicamos a ella, ya sea en las tareas normales de la vida transformando cada paso en una plegaria. El momento más importante es ese momento intenso de oración en el que nos unimos a la muerte y resurrección de Jesucristo en la Eucaristía. Ahí están los momentos difíciles de cada día, con sus fallos y sus caídas (nuestras pequeñas muertes), pero también están el gozo y la alegría de la resurrección.
Ahí están también todos esos hermanos nuestros de cualquier raza o lugar que viven cada día, y a veces muy intensamente, la pasión de Cristo (los enfermos, los que sufren la violencia de la guerra o del terrorismo, los emigrantes, los sin techo, los que no tienen el pan para cada día, los ancianos, los que viven en soledad, los drogadictos… y todo es largo etc. de miserias humanas). Pedimos al Señor que también ellos experimenten el gozo de la resurrección, manifestado en el cariño, la comprensión y la ayuda generosa de los hermanos. Ahí están los gobernantes de todo el mundo, para ellos pedimos cada día la luz del Espíritu, que ilumine sus pasos en la consecución de un estado de bienestar para todos, teniendo siempre presentes las palabras del Señor Jesús: «El que quiera ser el primero, se haga servidor de los demás». Ahí, de manera muy especial, está presente toda la Iglesia, Cuerpo de Cristo: el Papa, los Obispos, sacerdotes y diáconos, los religiosos y religiosas. misioneros, catequistas…. y toda esa inmensa multitud de gentes sencillas que viven cada día su fe. Íntimamente unidas a esta Iglesia, vivimos los momentos difíciles de la evangelización, unidas a todos los misioneros, religiosos o seglares, nos unimos a sus momentos de gozo y a los momentos de lucha y tristeza y continuamente pedimos al Espíritu que a todos nos conceda crecer en la fe, y así, demos testimonio ante el mundo del Evangelio de Jesucristo.
¿Piensas que Dios te llama a la vida religiosa?
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