
Gómez Manrique
Participó, con sólo trece años, en el sitio a la fortaleza de Huéscar acompañando a su tío el Marqués de Santillana. Su actuación política, siempre acorde con su clan familiar, se caracterizó primero por el enfrentamiento con el Condestable don Álvaro de Luna, a cuyas tropas pusieron en fuga en la batalla de Olmedo (1445), posteriormente por apoyar al infante don Alfonso contra Enrique IV en la famosa Farsa de Ávila (1465) y, finalmente, por su fidelidad a Isabel la Católica, aun antes de acceder al trono: intervino para concertar los desposorios entre Isabel y Fernando de Aragón y él fue el encargado de escoltar a Fernando por tierras castellanas para la celebración de su boda con la entonces infanta Isabel. Los Reyes Católicos premiaron su fidelidad con la concesión del cargo de Corregidor de Toledo, en cuyo ejercicio y hasta su muerte demostró una actuación ejemplar, manteniendo la ciudad fiel a Isabel en contra del Arzobispo. Construyó las Casas Consistoriales e hizo grabar aquellos célebres versos:
Nobles discretos varones
que gobernáis a Toledo,
en aquestos escalones
desechad las aficiones,
codicias, amor y miedo.
Por los comunes provechos
dexad los particulares.
Pues vos fizo Dios pilares
de tan riquísimos techos,
estad firmes y derechos.
Fue uno de los precursores del teatro castellano con sus obras “Representaçión del nacimiento de nuestro señor” y con piezas de cancionero como la “Canción a la conçepçión de Nuestra Señora” que también puede incluirse en el género dramático.
Uno de los episodios más conocidos de la primera obra citada es el de la duda de San José, motivo típicamente teatral y que aparece registrado en numerosas muestras de teatro europeo. Otro episodio típico es el de la ofrenda de los instrumentos simbólicos de la Pasión. De ese modo se une el misterio del nacimiento con la pasión y muerte característico, según los especialistas, del franciscanismo.
Las “Lamentaciones fechas para la Semana Santa”, transmitidas únicamente por el llamado Cancionero de Pero Guillén de Segovia, y no recogido en los más autorizados de Gómez Manrique, son un ejemplo de poesía lírica con valor teatral. Su filiación literaria se inscribe en la serie del plantus Mariae que recogía el dolor de María al pie de la cruz, en el Evangelio apócrifo de Nicodemo. Gómez Manrique se inspira en la tradición del planto o elegía fúnebre medieval y fórmula estas coplas dialogadas sin que se dé a entender que fuera representado.